imagen 12/20 Covid-19… 12/21 Testing-19 … 12/22 ???

Photo by Olga Lioncat on Pexels.com

Si analizamos el titular de este blog podemos concluir que la situación actual frente al Coronavirus, pandemia que nos viene atormentando desde principios del 2020, no ha cambiado para nada; y si somos honestos, coincidiremos en que en algunos casos esta crisis ha empeorado. Empecemos por echar un vistazo a nuestro álbum de memorias de las navidades del 2020. Si observamos detenidamente las fotos notaremos pocas diferencias, especialmente en los atuendos que usábamos; si bien en el 2020 en Miami hizo frio, este año el invierno en el sur de la Florida ha sido cálido por no decir caluroso. Por lo menos eso fue lo que descubrí en mi collage navideño del pasado diciembre. De resto somos los mismos 4 miembros de mi familia posando sonrientes frente a nuestro nutrido arbolito. Eso si; celebrando como se debe, con cena mesa de lujo y champagne incluida.

Pero alejándome un poco de lo frugal de la situación, mi principal interés al escribir este blog es la enorme desconsideración que sigo observando en la humanidad. No es posible que luego de dos años no hayamos aprendido que cuidarnos, vacunarnos y usar correctamente la máscara o tapa bocas es el antídoto eficaz para salir airosos de esta pesadilla. Con gran tristeza tengo que aceptar que estos doce meses de incertidumbre, de familiares y amigos contagiados; unos con síntomas leves otros hospitalizados y otros lamentablemente fallecidos, no nos han dejado ningún aprendizaje.

Para algunos el Covid-19 se ha convertido en una especie de desafío, pareciera que cada mañana en vez de levantarse a planear un día sano y seguro teniendo en cuenta lo que estamos viviendo, se dedican a contradecir as indicaciones de los científicos, a negarse a usar los protocolos establecidos por algunos establecimientos y a protagonizar pleitos estériles en los aviones. Cada día hay un nuevo detalle que añadir a este año que lentamente ve llegar su fin.

La noticia que ocupa los titulares de los noticieros son las enormes filas para llegar a un centro de pruebas del virus. Unos para estar seguros que al compartir la nochebuena no iban a terminar infectados por la nueva variante ómicron, la cual ha prendido las alarmas por la rapidez con que se transmite. Otros, para poder subirse a un avión y emprender su viaje de vacaciones. Pero una vez pasado el 25 el escenario no cambió para nada, ahora sumado a las largas colas para someterse tanto a la prueba de antígenos como las PCR hay una segunda línea para recibir pruebas caseras gratuitas; lo cual ha hecho que la gente llene en cuestión de minutos los centros de entrega.

La repartición continuará por unos días más por determinación del gobierno. Sin embargo, desde antes de la pascua muchos estaban acudiendo a comprar sus kit personales. Durante una visita a una farmacia del barrio vi a una hilera no menor de clientes pagando 50 dólares por cada kit para realizarse la prueba en casa. Parece que esa será la nueva normalidad a la hora de ser aceptado en reuniones familiares; en mi caso particular prefiero la calidez de mi hogar la compañía de mi familia y suficientes provisiones para disfrutar y compartir la verdadera razón de esta temporada: navidad en familia, fe, salud y mucho amor.

Ahora la tendencia es tener kits caseros para asegurarnos si somos portadores del virus. Sin embargo las lineas en los centros de pruebas siguen siendo enormes y con una espera de hasta tres horas. No sabemos con certeza hasta cuando continuaremos en esta modalidad, lo cierto es que si queremos continuar seguros y sanos; además de seguir las recomendaciones de los científicos y de nuestros médicos, es necesario hacer caso a nuestro sentido común y entender que si exigimos respeto debemos otorgarlo.

Es hora de comprender que estamos viviendo un momento particular y único en nuestras vidas; un tiempo de reflexión y de meditación para conocernos y descubrir nuestra esencia y saber lo que verdaderamente somos, y lo que queremos y necesitamos para ser felices. Un periodo de pausa para analizar y darnos cuenta qué es lo primordial. Para disfrutar lo básico y no desafiar la voluntad divina. Es tiempo de esperar en vez de desesperar. Sólo así valoraremos lo correcto y valioso de la vida: La familia, amarnos y empezar a construir un mundo mejor.

BM-

Un comentario

Deja un comentario